El ácido clorogénico del café verde, un compuesto interesante

El ácido clorogénico del café verde, un compuesto interesante

El café verde (es decir, sin tostar) contiene un compuesto, el ácido clorogénico, que podría ayudar a bajar de peso si se toma mientras se sigue una dieta adecuada y se practica actividad física. La pérdida de aroma y sabor que supone no tostarlo podría compensar si obtenemos a cambio una ayuda en nuestra lucha contra la báscula.

El estudio, que se presentó en la 243 Reunión y Exposición de la Sociedad Americana de Química, ha sido realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Scranton (Pensilvania, Estados Unidos), dirigido por Joe Vinson. Participaron 16 voluntarios jóvenes con sobrepeso u obesidad, que consumieron 28 gramos diarios de café verde durante 22 semanas, es decir, algo más de cinco meses.

Además de la ingesta de café verde, el grupo siguió una dieta pobre en grasas y realizó un programa de actividad física. Los resultados fueron bastante notorios, ya que perdieron, en promedio, 8 kilogramos, lo que supuso algo más del 10% de su peso y en torno al 16% de su grasa corporal. Sin embargo, hay que advertir que el estudio fue relativamente limitado, tanto por lo que se refiere al número de voluntarios como a su extensión temporal.

Según Vinson, la razón del efecto adelgazante del café verde podría estar en el ácido clorogénico, ya que se cree que reduce la absorción de glucosa y disminuye el máximo hiperglucémico. Y la razón de que el café deba ser verde es que, si se tuesta, se destruye el mencionado compuesto. El precio que se paga es que el café verde resulta menos sabroso y aromático que el torrefacto, además de tener un sabor ligeramente amargo.

Sin embargo, otros expertos afirman que es más posible que el referido efecto adelgazante se deba más bien a las propiedades estimulantes de la cafeína. De cualquier manera, lo que no cabe duda es que una parte fundamental de la prueba fue la dieta que siguieron los voluntarios, junto a una actividad física adecuada. Por tanto, una vez más, no hay milagros sino, básicamente, esfuerzo.